¿Lo sabías?

En la década de 1970, las lacas contenían productos químicos que dañaban la capa de ozono (también conocidos como clorofluorocarbonos – CFC).

A finales de la década de 1970, estos productos químicos fueron prohibidos en los Estados Unidos. Otros países siguieron con el Protocolo de Montreal de 1987, un acuerdo internacional firmado por 191 países con el objetivo de prohibir los productos químicos que agotan la capa de ozono.

Hoy en día, la mayoría de las lacas contienen propelentes -como hidrocarburos y gases comprimidos como el óxido nitroso- que no agotan la capa de ozono.

Sin embargo, esto no significa que sean buenos para el medio ambiente. Todavía contienen gases comprimidos, conocidos por su contribución al calentamiento global.

Cada vez que presionas el botón, estás aumentando tu huella de carbono. De hecho, los aerosoles emiten Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), un componente clave del smog que induce el asma.

Muchos COV pueden causar graves problemas de salud, de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA), y el nivel de COV en interiores es de dos a cinco veces más alto que en exteriores.

¿Cuál es la alternativa? Elige aerosoles que no sean de aerosol. No contienen gases comprimidos. En su lugar, utilizan un mecanismo de bombeo en lugar de una neblina presurizada. También, elige aerosoles que contengan ingredientes naturales y orgánicos, sin fragancias artificiales ocultas y sin plásticos.
¡Fácil!